Sentado en
el bar con un libro entre las manos
me quedo mirando a dos chicas con faldas que atraviesan corriendo la calle bajo un paraguas.
Van riendo
felices de pisar los charcos y mojarse las piernas.
Llueve ¿pero a quien coño le importa?.
Torno la cabeza al libro
y leo a Gil de Biedma
para enjuagarme la cabeza con palabras tristes.
2 comentarios:
A mí, amigo Pelayo; que llueva me importa a mí. Y que no llueva, y que el viento se lleve las palabras, todo eso me importa, mientras busco una salida. Y esta vez me refiero a lo que tú sabes que me refiero. Un abrazo.
Vuelve! anda, vuelve...
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