jueves, 26 de marzo de 2009

¿Donde yo jamás la encontraría?

Mi madre llegó gritando y me arrebató la escopeta de las manos a la vez que me zarandeaba del brazo. Me dijo que me había dicho más de cien veces que no cogiera la escopeta de mi padre. Que yo era muy pequeño para jugar con aquellas cosas. Que aquellas cosas las cargaba el diablo.
Y en ese momento llegó mi padre. Y mi madre se lo contó todo.
Que el niño había vuelto a coger la escopeta.
Que ella ya no sabía de que forma me iba a explicar las cosas para que yo le hiciera caso.
Que estaba cansada. Harta de mi. Que yo solo sabía darle disgustos.
Y mi padre sentenció afirmando:
- Creo que este niño es tonto.
Aquello me sorprendió. En aquel momento, a tan temprana edad, tendría unos ocho o nueve años, tal afirmación con tanta rotundidad, me hizo dudar de que realmente podía ser cierto. Y claro, podía ser ese retraso mental lo que me impedía darme cuenta de mi propia falta de intelecto.
Y mi padre no contento con haber creado en mi mente el germen de un trastorno de personalidad, me dio dos buenas collejas y me dijo que escondería la escopeta de aire comprimido en un sitio donde yo jamás la encontraría.
¿Donde yo jamás la encontraría?.
Aquellas palabras me sonaron a reto.
Me había llamado tonto y pensaba guardar la escopeta según él, en un lugar imposible de averiguar por mí.
Así que al día siguiente busqué por todos los rincones de la casa.
Por el trastero.
El patio.
Entre los aperos de labranza.
Las macetas.
Los balcones.
En todos los armarios.
En todas las habitaciones.
Hasta que de pronto la encontré debajo de su cama.
Estaba allí, acompañada de una palangana y un par de babuchas sucias en un submundo de polvo y pelusas.
La cogí con mimo y limpié su negro cañón con el borde de la colcha que cubría la cama. Le coloqué bien la mirilla y apunté hacia la cara de un tipo llamado Jesús que presidía la habitación con un cuadro colgado en la pared.
Me reí y me felicité por el hallazgo. No era tonto como pensaba mi padre. Y aquello me tranquilizó.
Pero aún tenía que hacérselo ver. Aún tenía que demostrarle que aquel renacuajo al que había llamado tonto y que por circunstancias de la vida era su hijo, había sido capaz de encontrar la escopeta de aire comprimido.
¿Era ese el lugar donde un tipo inteligente escondería algo?, ¿debajo de la cama?.
Quedaba claro que yo con nueve años era más inteligente que aquel gordinflón con bigote y amante del vino.
Cogí la escopeta y la guardé por dentro de mis pantalones tapando el cañón con la camisa y cruzé toda la casa hasta llegar al patio. Una vez allí la coloqué apoyada en un enorme macetón y me fui.
No quise ni disparar un solo balín. No me llamaba la atención volver a cazar salamanquesas.
Un tipo listo como mi padre podía tener contados los balines. Y yo solo quería que él se diera cuenta de que yo había descubierto la escopeta y que se la dajaba allí como prueba.

Fue esa misma tarde, tiempo después, cuando mi padre me llamó a voces. Yo sabía el porqué.
Corrí en su busca y al verme me dijo:

- Cada día me sorprendes más. No te basta con volver a coger la escopetita de los cojones, sino que ya no te preocupas ni siquiera de volverla a esconder después de usarla.
Tu cada día estas más tonto.

No tuve oportunidad de explicarme. Me dio tres collejas y esa misma tarde regaló la escopeta a alguno de nuestros vecinos.
Supongo que era esto a lo que se refería Marx cuando afirmaba que la realidad es dialéctica, hagas lo que hagas, ambos lados de nuestro raciocinio, todo está podrido.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Once

Ningún padre de la iglesia
ha sabido explicar
por qué no existe
un mandamiento once
que ordene a la mujer
no codiciar al hombre
de su prójima.


Mario Benedetti.

domingo, 22 de marzo de 2009

Inacabado

La naturaleza del ser humano está en un estado de permanente desarrollo y
evolución, que va definiendo cada vez con mayor nitidez
los límites de su absoluta y fundamental
estupidez.

viernes, 20 de marzo de 2009

El arte de lavarse las manos

A veces el gobierno nos toca las pelotas
con algo de estilo.
Y a veces, el pueblo se sube los pantalones hasta la cintura
y sale a la calle a reivindicar lo que significa la palabra democracia.
Subidas de impuestos.
Educación boloñesa.
Congelación de salarios.
Despidos improcedentes.
Estafas.
Subvenciones malgastadas...
No os compliqueis más la vida
pidiendo respuestas a esos Gargantúas vestidos con trajes de Armani,
no vivimos en la "Abadía de Thelema".
Siempre encontrareis la misma respuesta,
"todo viene de arriba".
Puedes pedir explicaciones a cualquier concejal,
alcalde,
diputado,
ministro o
gobernador,
que siempre contestarán lo mismo,
" las leyes vienen de arriba".
Te harán creer que son simples marionetas
que bailan al compás dictado por sus superiores.
Así que cuando querais quejaros de algo,
no os manifesteis por las calles,
no saqueis banderas republicanas,
ni anarquistas,
ni de España,
ni de Andalucia.
Si quereis respuestas,
id a la iglesia y pedid cita con Dios,
porque por lo que me han dicho,
todo viene de arriba.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Felicidad

Comencé a escribir el día que leí a Hermann Hesse
afirmar que hacer versos malos depara más felicidad
que leer los versos más bellos.
Desde entonces no he dejado de hacerlo.
Y aún la sigo buscando.

Tus credenciales

Eres tu.
Eres polvo,
mar,
viento,
sol,
calor y frio.
Eres primavera un domingo
de hastio.
Eres risa,
miedo,
vergüenza,
llanto y
gemido.
Flor arrancada del cielo,
autopista solitaria,
besos de alcohol a las tres
de la madrugada,
versos mojados de amor,
rincones de diarios vacios.
Eres tu.
Eres polvo,
mar,
viento,
sol,
calor y frio.
Princesa de ojos verdes,
niña perdida
entre el gentio.

Al otro lado del puente

Cuando te suban los nervios y grites
que te quieres morir,
tapa tus ojos con las manos
y piensa.
Piensa en el enano que juega al fútbol en el jardin.
Piensa que los problemas podemos convertirlos en polvo en el aire.
Piensa que tenemos algo pendiente.
Cuando te suban los nervios y grites
que te quieres morir no te perturbes tanto,
muerete y ya.
A ver si tienes huevos.

lunes, 9 de marzo de 2009

Recluta bufón

Yo no llevaba lo de "Born to kill",
ni pines con el signo de la paz,
ni aquel cabrón con el pecho lleno de medallas era el sargento Haltman.
Yo era simplemente un niño de pueblo fuera de mi casa.

- Soldado Carrasco, diríjase a cocina para pelar patatas.
- ¿Que pasa, tengo cara de peluquero?

Con aquella bromita me gané una de las ostias más duras de mi vida,
una semana de arresto y
comprender que en el ejército no se estila la ironía.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Yo no lo sé de cierto, pero supongo....

Yo no lo sé de cierto, pero supongo
que una mujer y un hombre
un día se quieren,
se van quedando solos poco a poco,
algo en su corazón les dice que están solos,
solos sobre la tierra se penetran,
se van matando el uno al otro.
Todo se hace en silencio.
Como se hace la luz dentro del ojo.
El amor une cuerpos.
En silencio se van llenando el uno al otro.
Cualquier día despiertan, sobre brazos;
piensan entonces que lo saben todo.
Se ven desnudos y lo saben todo.
(Yo no lo sé de cierto. Lo supongo)

Jaime Sabines