lunes, 14 de diciembre de 2009
Il Cavaliere
miércoles, 25 de noviembre de 2009
¿Tienes fuego?
lunes, 16 de noviembre de 2009
Yo y el "Sol de los lobos" podríamos arreglar el mundo
martes, 10 de noviembre de 2009
Palabras robadas
viernes, 30 de octubre de 2009
miércoles, 28 de octubre de 2009
Casa Ramón
lunes, 26 de octubre de 2009
Recuerdos que trae el viento
jueves, 22 de octubre de 2009
Palabras robadas
domingo, 18 de octubre de 2009
Soltando lastre
lunes, 5 de octubre de 2009
Estaba a punto
Se me escapó
Lo echarían a perder
lunes, 27 de julio de 2009
Antes del próximo adios
jueves, 2 de julio de 2009
El pueblo es familia
viernes, 12 de junio de 2009
Ciclos
Cuando salgo a la calle —pitillo en los labios, el alma sesgada—
y miro a los niños jugar o me voy por ahí con las nubes,
Junio apunta y el calor lo va todo ensanchando.
Las chicas estrenan escotes mientras el sol viola sus
cuerpos semidesnudos y morenos,
Pero lo mejor es que salpican la alegría que
así tiembla reciente,
como gotas que riegan de vida los rincones oxidados
del alma.
¿No es felicidad lo que se siente al verlas?
pregunto.
Después llegará el gris invierno,
y después,
de nuevo como un taxi puntual,
Y yo seguiré siguiendo,
seguiré siendo,
no sé bien cómo,
espía a la sombra de las sombras,
parte de este gran concierto.
Buenas adicciones
Fíjate,
me he leido en dos meses - y comienza a detallar
contando con los dedos- El hombre de la plata, Ángeles y demonios,
El Código Da Vinci y El secreto de los Templarios.
Muy buenos libros, si señor. ¿Tú lees Pelayo?
- A veces leo la fecha de caducidad de las latas de
¿Conoces al autor?
- No. Pero en los últimos dos meses he leido - y comienza a detallar
contando con los dedos - El hombre de la plata, Ángeles y demonios,
El Código Da Vinci y El secreto de los Templarios.
Y son muy buenos libros. No sabes lo interesante que pueden
llegar a ser.
Deberías leer más Pelayo, hay que "culturarze".
Enfermedad de transmisión social
Balbucea entre quejidos que
llevaba casi veinte años en la misma empresa.
- Y me han echado como a un perro. ¡Como a un perro! -termina gritando.
Todos la miran, la comprenden, pero nadie habla.
Las cabezas tornan al suelo.
Sólo un hombre de mediana edad se acerca a ella
y poniendo la mano sobre su hombro, la consuela:
A pan duro, diente agudo - le dice.
Y ella, como un bebé al que calma una teta,
enciende un cigarrillo y comienza a hablar
sobre lo fresca que ha amanecido la mañana.
Alrededor se ciernen las fachadas, y hay gente en la acera
frente al primer semáforo. Mientras la vida,
enormidad de instante casi angustioso,
sigue esperando.
Es duro.
Parecemos enfermos
infectados por un virus de difícil erradicación.
Venimos aqui, con los bolsillos rotos, a esperar
que una señora con el pelo teñido de rubio,
gafas con montura y uñas pintadas de rojo pasión,
encuentre en el ordenador una solución
a nuestro problema.
Mientras la vida, enormidad de instante casi angustioso,
sigue esperando.
¿Que vacuna hay contra esta pandemia?.
Lo advierto a científicos interesados, quien descubra
el antídoto contra el Paro,
se lleva el Nobel.
lunes, 25 de mayo de 2009
Más bien nada, solo un espejismo
para mostrar al mundo como era su casa.
Bertolt Brecht.
A veces el tipo que pude haber sido
y que nunca seré,
viene a asomarse en el espejo.
Me mira a los ojos
y aún conociéndome perfectamente,
todavia me pregunta por qué.
La edad de la inocencia
Que tiene una importante misión espacial
en Marte. Es por eso que lleva a cuestas un cubo
de plástico lleno de pistolas de flechas
y bombas de pelotas de papel.
Dice que es una misión demasiado peligrosa.
Que en el desconocido planeta al que va
hay un perro guardian con tres cabezas.
- ¿ Se llama Cerbero? - le pregunto.
- No papá. Se llama el perro de tres cabezas.
Lo abrazo y le pido que tenga cuidado.
- Yo soy el bueno papá. No puede pasarme nada - responde
corriendo hacía su habitación.
Normal.
Cuando uno se inventa una historia siempre es el bueno.
La muerte, como dijo Raúl González Tuñón,
es el último pais que el niño inventa.
lunes, 18 de mayo de 2009
Y Mario...nos dejó
La muerte es como un perro sin dueño.
Te persigue hasta llegar a casa.
Chau número tres
Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.
Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro.
Te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota.
Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía.
Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono.
Estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.
Estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.
Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen.
Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.
Mario Benedetti
viernes, 8 de mayo de 2009
Desaciertos
martes, 5 de mayo de 2009
¿Hay algo más personal?
lunes, 4 de mayo de 2009
Sin heroísmos
mientras
yo cazaba moscas.
"Estudia" me decían mis padres.
"Haber estudiado" me dicen ahora.
¿Cuantos nos quedábamos dormidos
antes de pasar la página?
Me juego la polla a que alguien
en la otra esquina del mundo
se está preguntando lo mismo.
Tengo en mi lista de sueños tachado su nombre
lunes, 27 de abril de 2009
Por mi mala cabeza
Ya pasé por aquí
miércoles, 22 de abril de 2009
Retratos con nombre
lunes, 20 de abril de 2009
Zapatos sucios
- No, gracias.
- Están sucios señor.
- Me gustan cuando están sucios.
- Por tres euros señor, le dejo los zapatos nuevos - exclamó el limpiabotas mientras se arrodillaba, abriendo una maletilla repleta de cepillos y botes de betún.
- No, no, los zapatos no me los limpia ni Dios.
- ¿Pero por qué, señor?
- Porque no consiento tener a alguien arrodillado ante mí limpiándome los pies. Lo encuentro humillante. ¿Quién soy yo?, ¿un emperador romano?, ¿un señorito de la alta nobleza?. ¿ Quién eres tú?, ¿un siervo condenado a humillarse en el siglo veintiuno?.
Guarda el cepillo y busca otro cliente. Busca un tipo que quiera sentirse Domiciano por un rato.
Lo encontró en la mesa de al lado.
jueves, 16 de abril de 2009
Abre el pecho y escupe
miércoles, 8 de abril de 2009
El libro de Monelle
No hay que pensar otra cosa.
No hay que pensar en lo que ellas han podido hacer en las tinieblas.
Nelly en la horrible casa, Sonia borracha en un banco del bulevar...Son
criaturas de carne.
Han salido de un sombrío callejón para dar un beso bajo la lámpara
encendida de la calle.En ese momento eran divinas.
El libro de Monelle. Marcel Schwob
Se llama Marcel Schwob. Tiene veintitrés años.
Su vida ha sido plana hasta el día de hoy.
Pero el relieve acecha en forma de una puta
a la que lo conduce, una noche, el azar.
Se llama Louise. Es frágil, menuda y enfermiza,
silenciosa y abyecta. Casi no se la ve.
Sólo hay terror y angustia en los inmensos ojos
que le invaden la cara, dignos de Lillian Gish.
En sus brazos Marcel olvida que mañana
citó en la biblioteca a su amigo Villon.
Se olvida hasta de Stevenson, su escritor favorito,
de Shakespeare, de Moll Flanders y del Bien y del Mal.
Qué tres soberbios años de amor irresistible
aguardan al judío en la paz del burdel.
El cielo de París aún retiene sus vanas
promesas y las tiernas caricias de Louise.
Pero lo bueno acaba. Ella muere de tisis
y Marcel languidece, privado de su sol.
«No queda más remedio que volver a los libros»,
se dice, y da a las prensas El libro de Monelle.
Luis Alberto de Cuenca
lunes, 6 de abril de 2009
Proverbios y cantares - XXXVIII
jueves, 2 de abril de 2009
01:53 a.m.
jueves, 26 de marzo de 2009
¿Donde yo jamás la encontraría?
Y en ese momento llegó mi padre. Y mi madre se lo contó todo.
Que el niño había vuelto a coger la escopeta.
Que ella ya no sabía de que forma me iba a explicar las cosas para que yo le hiciera caso.
Que estaba cansada. Harta de mi. Que yo solo sabía darle disgustos.
Y mi padre sentenció afirmando:
- Creo que este niño es tonto.
Aquello me sorprendió. En aquel momento, a tan temprana edad, tendría unos ocho o nueve años, tal afirmación con tanta rotundidad, me hizo dudar de que realmente podía ser cierto. Y claro, podía ser ese retraso mental lo que me impedía darme cuenta de mi propia falta de intelecto.
Y mi padre no contento con haber creado en mi mente el germen de un trastorno de personalidad, me dio dos buenas collejas y me dijo que escondería la escopeta de aire comprimido en un sitio donde yo jamás la encontraría.
¿Donde yo jamás la encontraría?.
Aquellas palabras me sonaron a reto.
Me había llamado tonto y pensaba guardar la escopeta según él, en un lugar imposible de averiguar por mí.
Así que al día siguiente busqué por todos los rincones de la casa.
Por el trastero.
El patio.
Entre los aperos de labranza.
Las macetas.
Los balcones.
En todos los armarios.
En todas las habitaciones.
Hasta que de pronto la encontré debajo de su cama.
Estaba allí, acompañada de una palangana y un par de babuchas sucias en un submundo de polvo y pelusas.
La cogí con mimo y limpié su negro cañón con el borde de la colcha que cubría la cama. Le coloqué bien la mirilla y apunté hacia la cara de un tipo llamado Jesús que presidía la habitación con un cuadro colgado en la pared.
Me reí y me felicité por el hallazgo. No era tonto como pensaba mi padre. Y aquello me tranquilizó.
Pero aún tenía que hacérselo ver. Aún tenía que demostrarle que aquel renacuajo al que había llamado tonto y que por circunstancias de la vida era su hijo, había sido capaz de encontrar la escopeta de aire comprimido.
¿Era ese el lugar donde un tipo inteligente escondería algo?, ¿debajo de la cama?.
Quedaba claro que yo con nueve años era más inteligente que aquel gordinflón con bigote y amante del vino.
Cogí la escopeta y la guardé por dentro de mis pantalones tapando el cañón con la camisa y cruzé toda la casa hasta llegar al patio. Una vez allí la coloqué apoyada en un enorme macetón y me fui.
No quise ni disparar un solo balín. No me llamaba la atención volver a cazar salamanquesas.
Un tipo listo como mi padre podía tener contados los balines. Y yo solo quería que él se diera cuenta de que yo había descubierto la escopeta y que se la dajaba allí como prueba.
Fue esa misma tarde, tiempo después, cuando mi padre me llamó a voces. Yo sabía el porqué.
Corrí en su busca y al verme me dijo:
- Cada día me sorprendes más. No te basta con volver a coger la escopetita de los cojones, sino que ya no te preocupas ni siquiera de volverla a esconder después de usarla.
Tu cada día estas más tonto.
No tuve oportunidad de explicarme. Me dio tres collejas y esa misma tarde regaló la escopeta a alguno de nuestros vecinos.
Supongo que era esto a lo que se refería Marx cuando afirmaba que la realidad es dialéctica, hagas lo que hagas, ambos lados de nuestro raciocinio, todo está podrido.
miércoles, 25 de marzo de 2009
Once
ha sabido explicar
por qué no existe
un mandamiento once
que ordene a la mujer
no codiciar al hombre
de su prójima.
Mario Benedetti.
domingo, 22 de marzo de 2009
Inacabado
evolución, que va definiendo cada vez con mayor nitidez
los límites de su absoluta y fundamental
estupidez.
viernes, 20 de marzo de 2009
El arte de lavarse las manos
con algo de estilo.
Y a veces, el pueblo se sube los pantalones hasta la cintura
y sale a la calle a reivindicar lo que significa la palabra democracia.
Subidas de impuestos.
Educación boloñesa.
Congelación de salarios.
Despidos improcedentes.
Estafas.
Subvenciones malgastadas...
No os compliqueis más la vida
pidiendo respuestas a esos Gargantúas vestidos con trajes de Armani,
no vivimos en la "Abadía de Thelema".
Siempre encontrareis la misma respuesta,
"todo viene de arriba".
Puedes pedir explicaciones a cualquier concejal,
alcalde,
diputado,
ministro o
gobernador,
que siempre contestarán lo mismo,
" las leyes vienen de arriba".
Te harán creer que son simples marionetas
que bailan al compás dictado por sus superiores.
Así que cuando querais quejaros de algo,
no os manifesteis por las calles,
no saqueis banderas republicanas,
ni anarquistas,
ni de España,
ni de Andalucia.
Si quereis respuestas,
id a la iglesia y pedid cita con Dios,
porque por lo que me han dicho,
todo viene de arriba.
miércoles, 18 de marzo de 2009
Felicidad
afirmar que hacer versos malos depara más felicidad
que leer los versos más bellos.
Desde entonces no he dejado de hacerlo.
Y aún la sigo buscando.
Tus credenciales
Eres polvo,
mar,
viento,
sol,
calor y frio.
Eres primavera un domingo
de hastio.
Eres risa,
miedo,
vergüenza,
llanto y
gemido.
Flor arrancada del cielo,
autopista solitaria,
besos de alcohol a las tres
de la madrugada,
versos mojados de amor,
rincones de diarios vacios.
Eres tu.
Eres polvo,
mar,
viento,
sol,
calor y frio.
Princesa de ojos verdes,
niña perdida
entre el gentio.
Al otro lado del puente
que te quieres morir,
tapa tus ojos con las manos
y piensa.
Piensa en el enano que juega al fútbol en el jardin.
Piensa que los problemas podemos convertirlos en polvo en el aire.
Piensa que tenemos algo pendiente.
Cuando te suban los nervios y grites
que te quieres morir no te perturbes tanto,
muerete y ya.
A ver si tienes huevos.
lunes, 9 de marzo de 2009
Recluta bufón
ni pines con el signo de la paz,
ni aquel cabrón con el pecho lleno de medallas era el sargento Haltman.
Yo era simplemente un niño de pueblo fuera de mi casa.
- Soldado Carrasco, diríjase a cocina para pelar patatas.
- ¿Que pasa, tengo cara de peluquero?
Con aquella bromita me gané una de las ostias más duras de mi vida,
una semana de arresto y
comprender que en el ejército no se estila la ironía.
miércoles, 4 de marzo de 2009
Yo no lo sé de cierto, pero supongo....
que una mujer y un hombre
un día se quieren,
se van quedando solos poco a poco,
algo en su corazón les dice que están solos,
solos sobre la tierra se penetran,
se van matando el uno al otro.
Todo se hace en silencio.
Como se hace la luz dentro del ojo.
El amor une cuerpos.
En silencio se van llenando el uno al otro.
Cualquier día despiertan, sobre brazos;
piensan entonces que lo saben todo.
Se ven desnudos y lo saben todo.
(Yo no lo sé de cierto. Lo supongo)
Jaime Sabines
jueves, 26 de febrero de 2009
Estilo
traje negro y este sombrero
tipo fedora.
Rodeado por burros que me miran
con extrañeza
mientras terminan su carajillo
al lado mia.
Al fin y al cabo, la elegancia se encuentra
en el estilo.
-¿Quién se creerá que es?
-Debe haber perdido la cabeza
-Se parece a Orson Welles en "el tercer hombre"
Creo que para tomar café
será mejor buscar otro sitio.
jueves, 19 de febrero de 2009
Los paraguas, los taxis
Acabo de tirarlo,
35 minutos bajo la tormenta
-esperando un maldito
taxi- han podido con él.
Pero cómo se ha portado.
Ésa es la diferencia:
los taxis son como ciertos amigos,
nunca están cuando más los necesitas.
Los paraguas, en cambio, mueren por ti.
Karmelo C. Iribarren
martes, 3 de febrero de 2009
No volveré a confiar más en la luna
con su disfraz de suicida rehabilitado,
paseando conmigo por esta ciudad oculta en la bruma.
Ambulancias urgentes,
gatos que lloran en calles oscuras,
arropados por el frio de otoño,
mientras saboreo recuerdos
que el tiempo ha guardado en los bolsillos de mis pantalones.
Me vuelven a doler los labios,
rendidos,
ya que saben que todo es más posible a que vuelvan
a sentir amor.
Son como las huellas borradas de los viejos compañeros de viaje,
cuando miras hacia atrás,
siempre han desaparecido.
Definitivamente hoy doy de baja mi sonrisa.
Supongo que volveré a emborracharme
de nuevo con mi licor de penas
y
amaneceré mañana sin recordar
nada de lo que he escrito.
lunes, 2 de febrero de 2009
Patas de gallo en el corazón
Me contó que había muerto
su compañero,
un "chucho" al que llamaba Leonardo,
según él, cruce entre
yorkshire y ángel.
Leonardo había estado junto a él
los catorce años
que
llevaba durmiendo entre cartones.
Lloraba como un niño recordando
a aquel animal.
Decía que ahora si sentía que
vivía solo en la calle.
Esta mañana ha amanecido muerto.
Los vecinos creen que lo mató el frio.
miércoles, 28 de enero de 2009
Antes de cualquier posible final
solo bebe.
No habla.
No piensa.
Creo que apenas respira.
Su único interés está
en la copa que sostiene en
la mano derecha.
A veces levanta la cabeza,
mira alrededor con ojos vidriosos
y
pone cara de extrañeza ante
los rostros de los demás clientes.
Atolondrado,
levanta la palma de la mano e
intenta matar una mosca que pasea por el mostrador.
Vuelve a agachar la cabeza
y
emite un enorme suspiro
que suena a llanto.
Supongo que los suspiros,
son los quejidos
del alma.
martes, 27 de enero de 2009
A veces
mancha la tinta tanto como el semen,
empreña también más en ocasiones.
Tardes hay, sin embargo,
en las que manoseo las palabras,
muerdo sus senos y sus piernas ágiles,
les levanto las faldas con mis dedos,
las miro desde abajo,
les hago lo de siempre
y, pese a todo, ved:
¡no pasa nada!
Lo expresaba muy bien Cesar Vallejo:
"Lo digo y no me corro".
Pero él disimulaba.
Ángel González
jueves, 22 de enero de 2009
Un día, cualquier día, te das cuenta de todo
y veré las mismas caras cansadas,
las mismas caras de todos los días,
los mismos movimientos mecánicos.
Ojalá pueda dormir esta noche sin sobresaltos."
Antonio Molina
No conozco su nombre.
La única relación que me une a él es que compartimos
todas las mañanas el mismo
autobús desde hace cinco o seis años.
Ha sido este contacto diario el que ha hecho
que todas las mañanas,
como consuelo al prójimo
por la condena que sufrimos al madrugar,
nos saludemos con unos buenos días.
Pero nunca hemos entablado conversación.
Cinco o seis años en los que no hemos
hablado ni siquiera de la climatología mañanera.
Personalmente,
no me apetece hablar cuando a penas ha salido el Sol,
y al parecer a él tampoco.
Eso me gusta.
Pero hacía un mes que no le veía el pelo.
Me preguntaba que le habría ocurrido.
Reconozco que incluso estos últimos días
he llegado a estar preocupado.
Me preguntaba si seguiría vivo.
Hoy ha vuelto a aparecer por el autobús.
Sobrio,
serio,
sereno,
tan natural como todos los días,
solo que al pasar por mi lado ni siquiera me ha saludado.
¡Cabrón he estado preocupado por tí!
domingo, 18 de enero de 2009
Valió la pena
mientras el león de Belfast
cantaba "And it Stoned me".
Lo echo de menos.
Tanto como calentarte el alma
bajo las sabanas de la cama
en una fria mañana de invierno.
Supongo que lo tuvimos tan cerca
que nunca lo vimos.
domingo, 11 de enero de 2009
Es casualidad
que me venga ahora a la cabeza
un consejo que me dió mi padre hace años.
"¡Los hombres nunca lloran!".
Yo tendría unos seis o siete años
y
aquello quedó grabado
en mi mente.
Desde entonces podía pegarma la ostia
más grande de la historia
con la bicicleta,
jugando al fútbol o
escalando un tajo,
que nunca lloraba.
Mis ojos se secaron.
No podía mostrar la debilidad
de las lágrimas ante nadie.
Pero había un chico que
conseguía enrojecer mis ojos.
Mi hermano.
Él era tres años mayor que yo
y
juntos disfrutabamos de una de las habitaciones
de nuestra casa para
jugar.
Todas las tardes nos metíamos en
aquella habitación para dar rienda suelta
a nuestra imaginación
y
emprender batallas entre nuestros
ejércitos de muñecos de barro.
Y todas las tardes mi hermano
terminaba expulsándome de la habitación
porque quería jugar solo.
Me echaba a empujones y cerraba la puerta con llave.
Y yo me moría de rabía con la oreja pegada a la puerta
mientras le oía imitar
el sonido de helicópteros,
bombas,
disparos y demás.
Lo hacía solo por joderme.
Lo hacía solo por hacerme de llorar.
Y lo conseguía.
Casi todas las tardes se me escapaban lágrimas.
Lágrimas que no eran de dolor,
sino de rabia
e impotencia.
Y por eso las dejaba escapar.
Porque había aprendido a resistir las lagrimas ante el sufrimiento físico,
pero me era imposible retenerlas ante la imposibilidad
y la injusticia.
Entonces acudía a mi madre para que
ella aplicara la ley.
Aquella habitación era tan mía como de mi hermano.
Yo tenía el mismo derecho que él a jugar allí .
Pero mi madre hacía oidos sordos.
Él era el mayor, y eso bastaba.
Como decía, es casualidad que me haya
venido a la cabeza este recuerdo,
ahora que paseo un pañuelo entre mis ojos
al ver en el noticiario las imágenes
de palestinos muertos en Gaza.
Y es tan duro e injusto como
para hacer llorar a
un hombre.
Pero dicen que los hombres
no lloran.
¿Lloras tu?.