lunes, 27 de abril de 2009

Por mi mala cabeza

Por mi mala cabeza 
un día me puse a escribir; 
otros por mucho menos 
se hacen guardia civil

J.A. Goytisolo

Ya pasé por aquí

Sin la inspiracion
de otra musa que no
sea la soledad.
Tan concreto
como lo que
inevitablemente
perdimos.
Tan afilado y prodigioso
como el olvido.
A pesar de que vengo envenenado de venenos
y tengo la certeza de que no he muerto,
vuelvo esta noche
a contar los días felices,
los tristes,
mientras termino
este emparedado de York y queso
y
hago muescas a un revolver.

miércoles, 22 de abril de 2009

Retratos con nombre

Si Vicente Aleixandre contemplara esta estatua dedicada a él en el parque,
moriría de tristeza.
Sabría que el reconocimiento a su persona solo sirve para que
las palomas caguen en su cabeza.

lunes, 20 de abril de 2009

Zapatos sucios

- ¿Limpio?
- No, gracias.
- Están sucios señor.
- Me gustan cuando están sucios.
- Por tres euros señor, le dejo los zapatos nuevos - exclamó el limpiabotas mientras se arrodillaba, abriendo una maletilla repleta de cepillos y botes de betún.
- No, no, los zapatos no me los limpia ni Dios.
- ¿Pero por qué, señor?
- Porque no consiento tener a alguien arrodillado ante mí limpiándome los pies. Lo encuentro humillante. ¿Quién soy yo?, ¿un emperador romano?, ¿un señorito de la alta nobleza?. ¿ Quién eres tú?, ¿un siervo condenado a humillarse en el siglo veintiuno?.
Guarda el cepillo y busca otro cliente. Busca un tipo que quiera sentirse Domiciano por un rato.

Lo encontró en la mesa de al lado.

jueves, 16 de abril de 2009

Abre el pecho y escupe

A veces ocurre que lo dificil no es escribir un poema,
sino dejarlo leer.
Permitir que la gente vea de que forma has desnudado
el alma. No es fácil.
A veces ocurre que lo dificil no es escribir un poema,
sino reconocer que esas letras del papel
son sangre de tu sangre,
mierda de tu mierda.

Hay que ser lo suficientemente valiente como para
dejar ver de que color es la tinta de tu vida.
Eso, o estar lo suficientemente loco
como para no darse cuenta.

miércoles, 8 de abril de 2009

El libro de Monelle

Ustedes no las conocen sino mientras ellas los compadecen.
No hay que pensar otra cosa.
No hay que pensar en lo que ellas han podido hacer en las tinieblas.
Nelly en la horrible casa, Sonia borracha en un banco del bulevar...Son
criaturas de carne.
Han salido de un sombrío callejón para dar un beso bajo la lámpara
encendida de la calle.En ese momento eran divinas.


El libro de Monelle. Marcel Schwob



Se llama Marcel Schwob. Tiene veintitrés años.
Su vida ha sido plana hasta el día de hoy.
Pero el relieve acecha en forma de una puta
a la que lo conduce, una noche, el azar.

Se llama Louise. Es frágil, menuda y enfermiza,
silenciosa y abyecta. Casi no se la ve.
Sólo hay terror y angustia en los inmensos ojos
que le invaden la cara, dignos de Lillian Gish.

En sus brazos Marcel olvida que mañana
citó en la biblioteca a su amigo Villon.
Se olvida hasta de Stevenson, su escritor favorito,
de Shakespeare, de Moll Flanders y del Bien y del Mal.
Qué tres soberbios años de amor irresistible
aguardan al judío en la paz del burdel.
El cielo de París aún retiene sus vanas
promesas y las tiernas caricias de Louise.

Pero lo bueno acaba. Ella muere de tisis
y Marcel languidece, privado de su sol.
«No queda más remedio que volver a los libros»,
se dice, y da a las prensas El libro de Monelle.



Luis Alberto de Cuenca

lunes, 6 de abril de 2009

Proverbios y cantares - XXXVIII

¿Dices que nada se crea?
Alfarero, a tus cacharros.
Haz tu copa y no te importe
si no puedes hacer barro.


Antonio Machado

jueves, 2 de abril de 2009

01:53 a.m.

Y ella terminó la discusión aplastando la cabeza del
cigarrillo sobre el cenicero y
escupiendome a la cara las
palabras de Celaya:
"Y al fin reina el silencio.
Pues siempre, aún sin quererlo,
guardamos un secreto."

Y nunca la poesia me dolió tanto.