martes, 3 de febrero de 2009

No volveré a confiar más en la luna

La madrugada cayó
con su disfraz de suicida rehabilitado,
paseando conmigo por esta ciudad oculta en la bruma.
Ambulancias urgentes,
gatos que lloran en calles oscuras,
arropados por el frio de otoño,
mientras saboreo recuerdos
que el tiempo ha guardado en los bolsillos de mis pantalones.
Me vuelven a doler los labios,
rendidos,
ya que saben que todo es más posible a que vuelvan
a sentir amor.
Son como las huellas borradas de los viejos compañeros de viaje,
cuando miras hacia atrás,
siempre han desaparecido.
Definitivamente hoy doy de baja mi sonrisa.

Supongo que volveré a emborracharme
de nuevo con mi licor de penas
y
amaneceré mañana sin recordar
nada de lo que he escrito.

1 comentario:

Felipe Marín Álvarez dijo...

¿Que pasa Pelayo, un mal día?

Vaya hombre no estamos acostumbrados a tantas nubes, ¿verdad?
Pensemos que mientras tanto, en los campos, seguro que habrá enjambres de hermafroditas caracoles aprovechando la noche.

Un abrazo.