Hace unos días hablé con él.
Me contó que había muerto
su compañero,
un "chucho" al que llamaba Leonardo,
según él, cruce entre
yorkshire y ángel.
Leonardo había estado junto a él
los catorce años
que
llevaba durmiendo entre cartones.
Lloraba como un niño recordando
a aquel animal.
Decía que ahora si sentía que
vivía solo en la calle.
Esta mañana ha amanecido muerto.
Los vecinos creen que lo mató el frio.
2 comentarios:
Saludos Pelayo. Puede que sí fuese el frío. El terrible frío (muy por debajo de los cero grados) que debe sentirse cada vez que se van nuestros Leonardos y te das cuenta de que no quieres estar solo, sino que prefieres seguirle. Ir con él allá dónde sea.
Mucha razón llevas amigo. Y creo que lo único que podemos hacer es mandarles un beso. La soledad es algo duro, muy duro, que no comprendemos hasta que nos llega.
Un saludo
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