lunes, 3 de noviembre de 2008

Esperando a la señorita muerte

Está sentado en el sillón
de la sala de estar
con la ropa de camilla
tapando sus piernas.
Calla
y
piensa.
Y
yo sé
que piensa en ella.
Me lo ha confesado varias veces.
El sonido del
reloj de la pared
poco a poco
se apodera de todos los rincones
vacios de la casa
y
de todos los rincones amargos de
su corazón.
Se siente morir
en cada segundo.
Ese tic-tac para él
son como disparos en la sien.
La casa está vacia.
Sus hijos con sus vidas.
Su ex-mujer con su vida.
Su gato con su vida.
La televisión enfermiza.
Los libros olvidados.
Las flores podridas del
del jarrón.
Las pastillas del
reuma en la mesa.
La araña funambulista
de la pared
y
su cuerpo cansado.
Sabe que en algún momento
llegará la señorita muerte
escondida
trás una nube gris
para llevarle a la oscuridad.

Sentado en el sillón
con la ropa de camilla
tapando sus piernas
y
no hace más que
rellenar el cenicero
y
esperar.

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