miércoles, 8 de abril de 2009

El libro de Monelle

Ustedes no las conocen sino mientras ellas los compadecen.
No hay que pensar otra cosa.
No hay que pensar en lo que ellas han podido hacer en las tinieblas.
Nelly en la horrible casa, Sonia borracha en un banco del bulevar...Son
criaturas de carne.
Han salido de un sombrío callejón para dar un beso bajo la lámpara
encendida de la calle.En ese momento eran divinas.


El libro de Monelle. Marcel Schwob



Se llama Marcel Schwob. Tiene veintitrés años.
Su vida ha sido plana hasta el día de hoy.
Pero el relieve acecha en forma de una puta
a la que lo conduce, una noche, el azar.

Se llama Louise. Es frágil, menuda y enfermiza,
silenciosa y abyecta. Casi no se la ve.
Sólo hay terror y angustia en los inmensos ojos
que le invaden la cara, dignos de Lillian Gish.

En sus brazos Marcel olvida que mañana
citó en la biblioteca a su amigo Villon.
Se olvida hasta de Stevenson, su escritor favorito,
de Shakespeare, de Moll Flanders y del Bien y del Mal.
Qué tres soberbios años de amor irresistible
aguardan al judío en la paz del burdel.
El cielo de París aún retiene sus vanas
promesas y las tiernas caricias de Louise.

Pero lo bueno acaba. Ella muere de tisis
y Marcel languidece, privado de su sol.
«No queda más remedio que volver a los libros»,
se dice, y da a las prensas El libro de Monelle.



Luis Alberto de Cuenca

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Pelayo, ¿como estas? (no es retórico)
He leido con interés tanto tu entrada de la escopeta de balines como la de tu "sordura" ...cansada ... casada...a cualquiera le puede pasar ... si lo intentas.