-Quizás los modernistas lo llamen así.
-¿Puedo leerlo?
-Es demasiado personal.
-Bueno...si me dejas leerlo te pongo otra copa.
-Sabes como convencerme.
Le acerqué la servilleta de papel y comenzó a recitar en voz alta:
-Zanahorias, lechuga, tomate, papel higiénico, desodorante... esto no es un poema cabrón, es tu lista de la compra.
-Te lo dije...¿hay algo más personal?
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