domingo, 22 de junio de 2008

¿Donde habrá ido a parar?

Se llamaba Hollyday y no era una estrella
del beisbol sino un jugador del tres al cuarto.
En su tercer lanzamiento golpeó tan fuerte la bola que ni Joe Di maggio
lo hubiese hecho igual.
Aquella pelota salió despedida al chocar con su bate,
tan fuerte que parecia que saldría de la pantalla
del televisor.
Sobrevoló las cabezas de miles de personas en el
Chicago Stadium mientras miles de ojos la veían
desaparecer entre las nubes.
¿Donde habrá ido a parar?
Puede que termine aterrizando en el cristal de un coche o
puede que vaya a caer a la cabeza de un gilipollas.
Puede que simplemente se quede impactada en el cielo y
a partir de hoy sea confundida con una estrella o
puede que algún campesino la vea zurcar los aires desde su plantación de maiz
y le parezca haber visto un cometa.
De lo que si estoy seguro es de que Hollyday corrió lo más
lentamente posible cada base, saludando al público con su gorra en la mano izquierda y
saboreando la gloria entre sus labios.

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