jueves, 22 de enero de 2009

Un día, cualquier día, te das cuenta de todo

"Mañana he de madrugar
y veré las mismas caras cansadas,
las mismas caras de todos los días,
los mismos movimientos mecánicos.
Ojalá pueda dormir esta noche sin sobresaltos."

Antonio Molina



No conozco su nombre.
La única relación que me une a él es que compartimos
todas las mañanas el mismo
autobús desde hace cinco o seis años.
Ha sido este contacto diario el que ha hecho
que todas las mañanas,
como consuelo al prójimo
por la condena que sufrimos al madrugar,
nos saludemos con unos buenos días.
Pero nunca hemos entablado conversación.
Cinco o seis años en los que no hemos
hablado ni siquiera de la climatología mañanera.
Personalmente,
no me apetece hablar cuando a penas ha salido el Sol,
y al parecer a él tampoco.
Eso me gusta.
Pero hacía un mes que no le veía el pelo.
Me preguntaba que le habría ocurrido.
Reconozco que incluso estos últimos días
he llegado a estar preocupado.
Me preguntaba si seguiría vivo.

Hoy ha vuelto a aparecer por el autobús.
Sobrio,
serio,
sereno,
tan natural como todos los días,
solo que al pasar por mi lado ni siquiera me ha saludado.
¡Cabrón he estado preocupado por tí!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que bien volver a leerte tan a menudo. Gracias.