martes, 27 de enero de 2009

A veces

Escribir un poema se parece a un orgasmo:
mancha la tinta tanto como el semen,
empreña también más en ocasiones.
Tardes hay, sin embargo,
en las que manoseo las palabras,
muerdo sus senos y sus piernas ágiles,
les levanto las faldas con mis dedos,
las miro desde abajo,
les hago lo de siempre
y, pese a todo, ved:
¡no pasa nada!
Lo expresaba muy bien Cesar Vallejo:
"Lo digo y no me corro".
Pero él disimulaba.

Ángel González

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ángel González en el recuerdo ya, y queda tanto por descubrir... es curioso que incluso su obra, póstuma ahora, tenga un aire lírico tan solo con enumerarla:

"Aspero mundo,
sin esperanza, con convencimiento.
Grado elemental,
palabra sobre palabra.
Tratado de urbanismo,
palabra sobre palabra.
Breves acotaciones,
muestra de... algunos procedimientos y de las actitudes sentimentales que habitualmente comportan.
Muestra, corregida y aumentada.
Lecciones de cosas,
otoños y otras luces.
Palabra sobre palabra,
nada grave,
solo la muerte" ( añado).