lunes, 26 de octubre de 2009

Recuerdos que trae el viento

Recuerdo el invierno pasado
con luces de atardeceres,
ella siempre sobresaltada y feliz
de mi mano a la deriva,
bajo el frio viento, que no era viento
sino suspiros del cielo.
Así era y así fuimos.
Por supuesto, todo acabó.
Y admito que a patadas
abrí la puerta de mi corazón para expulsarla
de dentro.
Comenzando después este combate con mis sentimientos,
intentando de olvidarla por siempre, sin poder.

Ahora que el invierno de nuevo se acerca,
y con él los suspiros del cielo,
mis ideas me parece que están bastante claras
mientras escribo este poema
pero,
¿por qué no admitir que fui feliz,
y que a menudo me acuerdo?.
Para eso nos conocimos.
Para dejarnos un poco de miel entre los labios.
Tu seguiras...quien sabe que seguiras haciendo.
Yo sigo subido al ring,
dando palos de ciego.

3 comentarios:

José Manuel Martínez Limia dijo...

El viento en la Isla. Este es el título del poema de Neruda que me acaba de recordar tu entrada.

"El viento es un caballo" para Neruda, no son suspiros del cielo. Es casi seguro que los vientos cercanos al Cabo de Hornos sean así:

"Escucha como el viento
me llama galopando
para llevarme lejos".

Y, quizás, nada mejor que unos grandes ojos para defender de esta fiera:

"Deja que el viento corra
coronado de espuma,
que me llame y me busque
galopando en la sombra,
mientras yo, sumergido
bajo tus grandes ojos,
por esta noche sola
descansaré, amor mío".

Pero Neruda no era un vividor, sino un enamorado. Ahora bien, cuidado Dashiell, el calor de la lumbre, el negocio de entre las piernas (y el viento en los cristales), puede licuar a cualquier boxeador empedernido: "Para eso nos conocimos".

Mónica dijo...

Recuerdos, amenudo nos inundan los recuerdos, tristes, alegres, pero recuerdos, que en ocasiones nos hacen supirar, otras veces sacan lo peor de nosotros. El viento es testigo de mucho, cuantas palabras se llevó, cuantos suspiros, cuantos gritos y lamentos. A veces el viento fuerte del norte acaricia mi cara, y otras veces tan solo la leve brisa.

Un abrazo.

Pelayo dijo...

Precioso poema el de Neruda. "Deja que el viento corra coronado de espuma".
Supongo que es fácil jugar con el viento cuando se trata de recuerdos que vienen a la mente, como dice Mónica, aunque al final, lo duro es admitir la verdad, que no es otra que "para eso nos conocimos".

Un fuerte abrazo, amigo y amiga.