martes, 30 de septiembre de 2008

El escroto vacío

- Pelayo traemé un café cortado, con la leche ni muy fría ni muy caliente...digamos que templada...
y dos sobresillos de azúcar. - Ordenó mi jefe.

- ¡¡Que te lo traiga tu puta madre cornudo fascista!! - contesté yo.

Creo que esa fue la causa de que me echaran de mi último trabajo.
De todas formas me daba igual.
Tenía ahorrado lo suficiente como para sobrevivir unos tres o cuatro meses sin trabajar.
Ahora tendría tiempo para rascarme las pelotas y escribir un poco.
Salí a la calle y respiré hondo.
Toqué mis pelotas y noté que estaban en su sitio.
Entonces me vino a la cabeza escribir un relato sobre
un tipo que amanece una mañana con el escroto vacío.

Miré las nubes y el sol.
Miré a una niña que comía un helado.
Miré mis manos y las imaginé escribiendo.
Tenía mis pelotas
tenía mis manos
y tenía una idéa.
La vida me seguía dando oportunidades.
Tiré la colilla,
comencé a tararear "House of the Rising sun" y
salí corriendo detrás de un perro que perseguía un gato.

No hay comentarios: