miércoles, 10 de septiembre de 2008

Sinceridad


No hay que ser valiente para ponerse delante de un toro.

Ni para lanzarse en paracaidas.

Ni para cubrirle las espaldas a un mafioso amenazado de muerte.

No hay que ser valiente para luchar en una guerra.

Ni para ser taxista en Nueva York.

Ni para que disparen a una manzana colocada en tu cabeza.

No hay que ser valiente para infringir las leyes estatuidas por el hombre.

Ni para trabajar en un circo como domador de leones.

Ni para apostar todo tu dinero al número 7.

No hay que ser valiente para escribir poesia.

La única valentía es demostrada con la sinceridad.


Como dijo Dios encendiendo un cigarrillo y

mirando de reojo hacía todos nosotros,

"creo que he creado mucha locura,

y muy poca valentía".

3 comentarios:

Felipe Marín Álvarez dijo...

Inmenso.

Pelayo este texto es inmenso.

Valiente es quien dice la verdad.
!Toma ya, con dos cojones.!

Mira por donde me han entrado una dudas, (que no vienen a cuento pero que contigo y tus lectores comparto);

¿Haría carrera un político valiente?. ¿Nos gobiernan los valientes o los cobardes?

¿Es el mundo territorio de cobardes?.

Monstro un día de estos estaría bien que nos echaramos unos cigaros, (si es que fumas) entre filosofías y aliños de tomates.

Pelayo dijo...

Dificil pregunta amigo.
Pienso que para estar metido en política hay que tener un estómago dispuesto a depurar mucha basura. Una persona realmnte legal, sincera y valiente, no creo que pueda soportar el juego sucio y la mierda de la política.
Desgraciadamente, el mundo siempre ha estado controlado por cobardes.

Estaría bien alternar filosofía con unos cigarrillos, unos tomates aliñaos y unos whiskys (si es que bebes.

José Manuel Martínez Limia dijo...

La culpa la tiene Dios. Seguro que estuvo todo el tiempo beodo, con los ojos irritados por el humo y, encima, jugando a los dados.