miércoles, 10 de septiembre de 2008

El primer beso

Toni siempre fue un buen chico.

De todos los chavales del barrio él era el único con el que podías contar para un favor.

Vivía justo enfrente de mi casa y fue uno de mis mejores compañeros de juegos y aventuras.

Era alto, el más alto de todos los chicos del barrio.

Creo que con trece o catorce años ya media 1´80 cm.

Pero le fallaba la cara. Ese fue su suplicio.

Era feo, muy feo.

Además tuvo un tremendo problema de acné que le dejó la cara desfigurada para el resto de su vida.

Le llamábamos "el calvo".

Todos en el barrio teníamos un apodo. Yo mismo fuí conocido como "tirachinas" por mi afición a este tipo de armas.

Toni desde los diez u once años había comenzado a perder pelo y cuando tenía trece o catorce se había quedado practicamente calvo.

Esta calvicie agravaba aún más su fealdad, que unida a una enorme timidez, hacían de Toni el punto de mira perfecto de todas las burlas.

Muchos chavales se reían de él, le insultaban y hacían chistes sobre su físico. Y eso a mi me jodía.

Yo le aconsejaba que pusiera sus puños en acción, que las manos no solo estaban para hacerse pajas, sino que tambien podían dar ostias, pero el prefería las pajas y soportar las burlas.

Más de una vez me partieron la cara por él.


Fue a partir de cumplir los quince años cuando todos mis amigos y yo comenzamos a buscar chicas.

Llevabamos años viendo revistas porno heredadas de nuestros hermanos mayores, y estabamos cansados de ver fotografias de mujeres desnudas en páginas pegadas por el semen de no quiero saber cuantos tipos. Nuestros cuerpos jóvenes y rebosantes de hormonas necesitaban el calor de los cuerpos femenínos.

Así, cada uno comenzó a buscarse la vida, y poco a poco toda la pandilla del barrio vivió la experiencia del primer beso.

Algunos como Fran "el espinacas" (le llamabamos así porque comía espinacas todos los dias) alardeaban de que no solo habían besado los primeros labios, sino que habían echado el primer polvo.

Desde entonces, el tema de conversación principal en el barrio fueron las chicas.

Pasabamos horas y horas sentados en circulo, hablando de chicas y contándonos unos a otros nuestras experiencias personales.

Todos menos Toni "el calvo".

Él era el único que no había besado a nadie y nunca se lo reprochamos, entendíamos lo difícil que lo tenía.


Una calurosa noche de verano, Toni vino a buscarme a casa.

Había cogido unos cuantos cigarrillos del paquete de Celtas de su viejo y había sacado un billete de dos mil pesetas de la hucha de su hermano menor.

Todas las noches solíamos ir a un pequeño parque cercano a nuestras casas a fumar, pero aquella noche Toni quería ir a un apeadero abandonado que se encontraba a unos dos Km de nuestro barrio.


- Tengo una asignatura pendiente, "tirachinas" .


Esa fue la explicación que me dió y yo ya sabía cual era aquella asignatura.

Habíamos oido que por la zona del apeadero abandonado trabajaban las prostitutas más guapas de toda la ciudad.

Cuando llegamos comprobamos que era cierto.

Aquel lugar estaba lleno de mujeres.

Gordas, delgadas, altas, bajitas, rubias, morenas, jóvenes, viejas,blancas, negras...

Todas eran bellas bajo aquel cielo veraniego repleto de estrellas.


Comencé a sentirme intimidado por las miradas de todas aquellas señoritas y por las borderías que nos decían al vernos. Nunca he estado acostumbrado a que me digan que me quieren follar.

La estatura de Toni le hacía pasar desapercibido, pero mi cuerpo raquítico de adolescente delataba mi minoría de edad.

En el fondo no dejábamos de ser dos chicos con barrillos en las caras que se habían dejado llevar por el ansia y la curiosidad del deseo carnal.

Pedí a Toni que no tardase mucho, ansiaba salir volando de aquel lugar lo más rápido posible.


- Toma "tirachinas" estos tres cigarros. Puedes fumartelos todos mientras me esperas. Yo me quedaré con uno porque dicen que después de follar apetece fumar.


Con esa intención, Toni desapareció de mi lado y se fue hacía una chica morena tan alta como él que vestía una minifalda roja.

Estaba sola en una esquina, masticando chicle y con los brazos cruzados, hacíendo bailar con la mano derecha un pequeño bolso amarillo.

Hablaron durante algún tiempo hasta que la chica cogió a Toni del brazo y se lo llevó con ella. Lo cierto es que la nena movía el culo al andar con un swing que como diría Sabina, derretía el hielo de las copas.

Juntos desaparecieron en la oscuridad de la noche.


En ese momento me alejé un poco de la zona y me senté en el suelo, apoyando la espalda en una pared.

Solo quería que Toni acabase pronto con su asignatura pendiente para irnos.

Comencé a fumar, bajé la cara y aparqué mi mirada fijamente en el suelo, no quería cruzarla con la de ninguna de aquellas damas. No quería que ninguna volviera a recordarme sus habilidades con la lengua.

Me sentía un blanco fácil.


No había terminado de fumar el segundo cigarrillo cuando apareció Toni.

Volvía con la cara blanca y movía sus enormes pies a una velocidad de vértigo.


-¿Como te ha ido "calvo"?


-¡Vámonos!


Comenzamos a caminar en dirección a casa sin intercambiar palabra, con la única compañía de una luna carente de grandeza.


-¿Bueno "calvo", dime, que tal te fue con la morena? tenía unas piernas descomunales ¿verdad?


-¡¡Me cago en mi pena "tirachinas", era un tio, era un puto tio..!!..


Pobre Toni. Los primeros labios que besó en su vida fueron los de aquel tipo disfrazado de muñeca.

En aquel apeadero podía haber cuarenta prostitutas y fue a dar con el travestí de turno.

Para algunos, el sexo no lo es todo en la vida, pero cuando una cosa así te ocurre, siempre es demasiado tarde,

y no hay nada peor que un demasiado tarde.

7 comentarios:

Mónica dijo...

la verdad es que me he quedado sorprendida con tu historia, es de esas que he leido sin a penas pestañear.Tu amigo seguro que maldijo haberse apresurado, pero la vida es como los momentos que transcurren por nosotros a veces amargos y otros dulces como la miel.

Pelayo dijo...

Cierto Mónica, la vida tiene muchos momentos amargos, pero nos basta con alguno dulce de vez en cuando para recuperar fuerzas.

Un saludo.

Felipe Marín Álvarez dijo...

Pelayo, me quito el sobrero.

Al principio me ha dado un poco de rabia leer el relato, pues ayer, ¡casualmente ayer!, escribí algo que empezaba de forma muy parecida al tuyo, pero el Internet no me funcionó en el último momento y no lo colgué. Si fue ayer cuando escribiste esto entonces será cosa de telepatía, que se yo.

Cualquier día de estos la publico a tu salud, cuando se me pase la resaca de esta maravilla tuya.

Me gusta leerte, no te canses amigo.

Pelayo dijo...

Gracias amigo.
Puede ser telepatía o puede ser que veamos la vida de forma parecida...que se yo..pero de sobras sabes que me encantaría leer ese relato. Y si lo dedicas a mi salud, mucho mejor.

José Manuel Martínez Limia dijo...

No cites a Sabina, Dashiell. Cita a alguien mejor que tú.

ALVARO ARIAS dijo...

Me ha gustado mucho el relato. Es la primera vez que te leo. A partir de ahora lo haré asiduamente.

Saludos.

RáFaGa dijo...

un relato muy bueno, felicidades.