viernes, 10 de octubre de 2008

Ladrón de palabras

Esa diferenciación le parece anticuada e hipócrita. Le gusta tanto el rock como Mozart.
Para él la música es una liberación: lo libera de la soledad, del encierro, del polvo de las bibliotecas,
abre en su cuerpo una puerta por la que su alma entra al mundo para hermanarse. Le gusta bailar y
lamenta que Sabina no comparta esta pasión con él.
Están los dos en un restaurante y mientras comen se oye por los altavoces una sonora música rítmica.
Sabina dice:
—Esto es un círculo vicioso. La gente se vuelve sorda porque pone la música cada vez más alto. Y
como se vuelve sorda, no le queda más remedio que ponerla aún más alto.
-¿No te gusta la música? -le pregunta Franz.
-No -dice Sabina. Luego añade-: Puede que si viviera en otra época... —y piensa en el tiempo en que
vivía Johann Sebastian Bach, cuando la música era como una rosa que crecía en una enorme planicie
nevada de silencio.


Milan Kundera.
De su obra: "La insoportable levedad del ser"

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